Educar para la pérdida

Hoy hace aproximadamente un año que murió un amigo mio, fué una muerte imprevista, de esas que no te esperas, de esas que se hacen un tanto increibles y incomprensibles a la vez. Reflexionaba sobre como aquel dia mi mente lo asumió sin  dificultad. A la primera impresión de sorpresa, le siguió un sinfín de sentimientos y preguntas sin respuesta, pero al rato mis emociones fueron dando lugar a una calma sorpresiva, incluso para mi. Encontré en mi mente la coherencia de no exigir explicaciones, de no querer respuestas que no existen, y sobretodo de respetar la voluntad de cada uno para escojer su destino, consciente o inconscientemente.

Me planteaba lo importante que seria  educar para la pérdida, hacer que desde pequeños se naturalizara esta transición de energia. Que no se asociara al miedo y la angústia, sinó a la comprensión y aceptación que merecen los acontecimientos de la vida, para poder ser digeridos y canalizados con éxito. Entender la pérdida como una parte más de nuestro camino, que puede cortarse en un momento dado por circunstancias determinadas, pero que no deja de ser un instante de una eternidad. Sobretodo enfocarla en positivo, entendiendo que aquella persona que se va, ha dejado su huella en ti de alguna manera, que su paso por este mundo no fué porqué si, que se cruzó en tu camino por una razón y que ya hizo su tarea. Pensar en todo aquello que te enseñó, incluso con su pérdida, porque seguramente estaba aquí para eso.

Seria bonito entender la muerte como una meta, como la meta de aquel que se va, como el final de pertenencia a un cuerpo, pero el inicio de libertad etérea, que sigue formando parte de un todo que nos envuelve. Un ciclo donde una pérdida nutre de energia a aquellos que se quedan, para ayudarles en su aprendizaje de la vida, en forma de pensamiento, actitud o emoción.


Comentarios

Entradas populares